El día 28 de septiembre de 2010, Sara Escobar, colaboradora de dospasosabajo y fotógrafa del periódico Milenio, acudió al senado a trabajar sus órdenes del día. Simpatizantes del Sindicato Mexicano de Electricistas se encontraban afuera de las instalaciones manifestándose. Sara comenzó a tomar fotos de lo que sucedía cuando seis personas se le acercaron para cuestionarle para qué quería las fotografías, le exigieron su acreditación de prensa, le pidieron que borrara ciertas imágenes y la comenzaron a grabar. Le dijeron además que en cualquier momento la podían volver a encontrar, a lo que ella contestó que no necesitaba de amenazas para saber la responsabilidad que conlleva su trabajo.
Por este medio solicitamos al SME y a la ciudadanía en general que comprendan que hay una diferencia abismal entre los trabajadores de los medios y quienes los manejan. Día a día, cientos de reporteros, camarógrafos, fotógrafos, salimos a la calle a laborar para un medio - así como lo hace cualquier otro trabajador - en el que no tenemos ninguna injerencia. No somos Azcárraga, no somos Ciro, no somos Salinas Pliego, no somos Marín; en muchos casos, la mayoría, ni siquiera los conocemos o hemos intercambiado palabras con ellos.
Enfrentamos hoy una situación compleja en el país, ante la cual para muchos de nosotros es complicado defender nuestra ética y dignidad frente a los intereses de medios que se comportan como empresas privadas con intereses muy particulares y distantes, en su mayoría, de cualquier intención periodística valiosa. Sin embargo, un gran número de nosotros está esforzándose por realizar su labor de forma honesta.
Es totalmente incongruente que movimientos que se dicen revolucionarios y que sostienen como bandera el pelear por respeto a la ciudadanía y a sus derechos, se dediquen a agredir a gente que es idéntica a ellos, que tiene que trabajar cada día y enfrentar un sinnúmero de problemas laborales comunes en este país. NO PODEMOS CAER EN LO MISMO QUE CRITICAMOS. Gran parte del conflicto con el SME es que la gente los juzga sin conocerlos o tratar de entender su situación; no obstante, con este hecho - y el que muchos compañeros han enfrentado al cubrir sus manifestaciones - demuestran una total incongruencia. Ninguno de los reporteros que nos encontramos en la calle decidimos qué se publica y qué no; las más de las veces somos talentos desechables en una empresa que no se preocupa por sus trabajadores o por la veracidad de los hechos que comunica.
Vivimos una época crucial. Lo peor del caso es que los movimientos que dicen criticar todo lo injusto que sucede, se comportan igual que aquello que dicen rechazar. SEAMOS CONGRUENTES...
los directivos de los medios de comunicación, son iguales a los dirigentes obreros, mismas prácticas, mismos comentarios, vecinos mutuos y mandan a la calle a los verdaderos trabajadores.
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