El dilema no es ¿religión o no religión? sino ¿qué tipo de religión? ¿Es algo que fomenta el desarrollo humano, los poderes humanos específicos, o que los paraliza?
Erich Fromm (1957)
Las devociones demuestran necesidades, angustias y esperanzas de las sociedades en que se presentan. Sin generalizar, puede y debe decirse que una característica más de la religión es la doble moral, rasgo fundamental, sobre todo, de la parte institucional que, desde antaño, ha comprendido su gran poder y ha optado por aprovechar todo aquello que puede lograrse al contar con una población creyente y confiada.
El fenómeno de San Judas Tadeo, más allá de los numerosos milagros que se le adjudican, hace referencia a una comunidad de fieles cuyo rasgo principal radica en la marginación. San Judas Tadeo ampara a los cientos de miles de personas a los cuales su propia sociedad no ha sido capaz de cobijar.
Es más fácil calificar a estos devotos como bándalos que comprender su necesidad de creer. Quizá, por una vez, en lugar de asegurar que al salir de misa cada 28 irán a cometer un delito, haya que preguntarse qué es aquello que les falta, en cuya búsqueda asisten con inmensa fe cada mes. ¿A dónde va un país que obliga a sus pobladores a encontrar su única esperanza en una imagen, una manda o un desesperado sacrificio?